lunes, 6 de noviembre de 2017

FORMACIÓN DEL SISTEMA SOLAR (Pablo y Darío)






1. TEORÍA PLANETESIMAL
Un planetesimal o disco planetesimal es un objeto sólido que se estima que existe en los discos protoplanetarios. En esa primitiva nebulosa de gases y polvo en forma de disco, las partículas sólidas más masivas actuarían como núcleo de condensación de las más pequeñas, dando lugar a objetos sólidos cada vez más grandes que, en el curso de millones de años, acabarían creando los planetas.

Aunque el nombre se aplica siempre a pequeños cuerpos durante el "proceso" de formación de los planetas, algunos científicos usan la palabra también como término general para referirse a muchos cuerpos menores del sistema solar (tales como asteroides y cometas) que sobrevivieron al proceso de formación. Un grupo de expertos en formación de planetas propuso en una conferencia en 2006 la siguiente definición de planetesimal:
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Un planetesimal es un objeto sólido que surge durante el proceso de acumulación de planetas, cuya fuerza interna está dominada por su propia gravedad, y cuya dinámica orbital no es afectada significativamente por el arrastre del gas. Esto corresponde a objetos que tenían un diámetro mayor a aproximadamente 1 km en la nebulosa solar.

En el actual Sistema Solar, estos cuerpos pequeños se clasifican habitualmente por su dinámica y su composición, y podrían haber subsecuentemente evolucionado hasta convertirse en cometas, objetos del cinturón de Kuiper o asteroides troyanos, por ejemplo. En otras palabras esos objetos que ahora conocemos por otros nombres no son más que planetesimales que sobrevivieron al proceso de formación planetaria.





3. EL SOL Y LOS PLANETAS

El Sol

El Sol es una estrella de tipo-G y clase de luminosidad V, que se encuentra en el centro del sistema solar y constituye la mayor fuente de radiación electromagnética de este sistema planetario.

Distancia de la Tierra: 149,6 millones km
Masa relativa a la de la Tierra: 332 946 X
Temperatura efectiva de la superficie: 5778 K (5505º C)

El Sol se formó hace unos 4.650 millones de años y tiene combustible para 5.000 millones más. Después, comenzará a hacerse más y más grande, hasta convertirse en una gigante roja. Finalmente, se hundirá por su propio peso y se convertirá en una enana blanca, que puede tardar un trillón de años en enfriarse.

Mercurio: Es el planeta más cercano al Sol y el más pequeño del Sistema Solar. Mercurio es menor que la Tierra, pero más grande que la Luna.Mercurio forma parte de los denominados planetas interiores o terrestres, y no tiene satélites. Al tener una órbita interior a la de la Tierra, pasa periódicamente por delante del Sol.El relieve de Mercurio es muy parecido al de la Luna.
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Venus: Venus es el segundo planeta del Sistema Solar y el más semejante a La Tierra por su tamaño, masa, densidad y volumen. Venus y la Tierra se formaron en la misma época, a partir de la misma nebulosa. Sin embargo, son muy diferentes. Venus no tiene océanos y su densa atmósfera provoca un efecto invernadero que eleva la temperatura hasta los 480 ºC. Las órbitas de Mercurio y Venus son inferiores a las de la Tierra; por eso podemos observar el paso de estos dos planetas por delante del Sol.
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Tierra: La Tierra es nuestro planeta y el único habitado. Está situado en la ecosfera, un espacio que rodea al Sol y que tiene las condiciones adecuadas para que exista vida. La Tierra es el mayor de los planetas rocosos. Eso hace que pueda retener una capa de gases, la atmósfera, que dispersa la luz y absorbe calor. De día evita que la Tierra se caliente demasiado y, de noche, que se enfríe. Los mares y océanos también ayudan a regular la temperatura. El agua que se evapora forma nubes y cae en forma de lluvia o nieve, formando ríos y lagos.
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Marte: Es el cuarto planeta del Sistema Solar. Conocido como el planeta rojo por sus tonos rosados, los romanos lo identificaban con la sangre y le pusieron el nombre de su dios de la guerra.
El planeta Marte tiene una atmósfera muy fina, formada principalmente por dióxido de carbono, que se congela alternativamente en cada uno de los polos. Contiene sólo un 0,03% de agua. Las grandes diferencias de temperatura provocan vientos muy fuertes. Además, la erosión del suelo ayuda a formar tempestades de polvo y arena que degradan todavía más la superficie del planeta.En las condiciones actuales, Marte es estéril, no puede tener vida. Su suelo es seco y oxidante, y recibe del Sol demasiados rayos ultravioletas.
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Júpiter: Es el planeta más grande del Sistema Solar, tiene casi dos veces y media la materia que todos los otros planetas juntos y su volumen es mil veces el de la Tierra. Júpiter es el que se encuentra más cerca del Sol. Este gigante recibe su nombre del dios romano Júpiter. Tiene una composición semejante a la del Sol, formada por hidrógeno, helio y pequeñas cantidades de amoníaco, metano, vapor de agua y otros compuestos. Tiene un tenue sistema de anillos, invisible desde la Tierra. También tiene muchos satélites. Su rotación es la más rápida entre todos los planetas del Sistema Solar.

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Saturno: Saturno es el segundo planeta más grande del Sistema Solar y el único con anillos visibles desde la Tierra. Se ve claramente achatado por los polos a causa de la rápida rotación. La atmósfera es de hidrógeno, con un poco de helio y metano. Es el único planeta que tiene una densidad menor que el agua.


Urano: Es el séptimo planeta desde el Sol, el tercero más grande y el cuarto con más masa del Sistema Solar. Urano es también el primero que se descubrió gracias al telescopio, en 1781.
La atmósfera de Urano está formada por hidrógeno, metano y otros hidrocarburos. El metano absorbe la luz roja, por eso refleja los tonos azules y verdes.
Urano está inclinado de manera que el ecuador hace casi ángulo recto de 98º con la trayectoria de la órbita. Esto hace que en algunos momentos la parte más caliente, encarada al Sol, sea uno de los polos.
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Neptuno: Neptuno es el planeta más exterior de los gigantes gaseosos y el primero que fue descubierto, en septiembre de 1846, gracias a predicciones matemáticas.
El interior de Neptuno es roca fundida con agua, metano y amoníaco líquidos. El exterior es hidrógeno, helio, vapor de agua y metano, que le da el color azul. Neptuno es un poco más pequeño que Urano, pero más denso.
Neptuno es un planeta dinámico, con manchas que recuerdan las tempestades de Júpiter. La más grande, la Gran Mancha Oscura, tenía un tamaño similar al de la Tierra, pero en 1994 desapareció y se ha formado otra.
Los vientos más fuertes de cualquier planeta del Sistema Solar son los de Neptuno. Muchos de ellos soplan en sentido contrario al de rotación. Cerca de la Gran Mancha Oscura se han medido vientos de 2.000 Km/h.

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3. FASES DE LA FORMACIÓN

3.1. Nebulosa inicial
Hace unos 4600 millones de años una nebulosa giratoria de polvo y gas, cuya dimensiones eran superiores a las del sistema solar, comenzó a contraerse.



3.2. Colapso gravitatorio


El colapso gravitatorio es el desmoronamiento hacia adentro de un cuerpo estelar debido al efecto de su propia gravedad hasta formar un agujero negro. Debido a que la gravedad es comparativamente más débil que las otras fuerzas fundamentales el colapso gravitatorio sólo es posible con grandes masas cuando el efecto de la interacción gravitatoria en el sistema se vuelve más importante que el efecto del resto de fuerzas. Los sistemas que pueden sufrir colapso gravitatorio son estrellas (que pueden dar lugar a supernovas estrellas de neutrones o agujeros negros) o grupos masivos de estrellas como los cúmulos globulares las galaxias en su parte más densas

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3.3. Formación del protosol


La colisión de las partículas en la masa central liberó gran cantidad de energía, comenzó la fusión nuclear del hidrógeno, lo que marca el nacimiento de una estrella, el protosol, en el interior de la nebulosa.



3.4. Formación de planetesimales


En la teoría comúnmente aceptada sobre la formación de los planetas, la denominada hipótesis nebular, sostiene que los planetas se forman por la agregación de gas y polvo que condensan y se van uniendo para formar cuerpos cada vez más grandes, denominados planetesimales.

Cuando estos alcanzan una medida central aproximada de un kilómetro, podrían atraerse unos a otros debido a su propia gravedad, ayudando a un crecimiento mayor hasta la creación de protoplanetas con un centro sólido de tamaño menor que la Luna.

Los cuerpos más pequeños que los planetesimales no ejercen una atracción gravitatoria suficiente sobre las partículas vecinas como para agregarlas, pero aun así se producen colisiones debido al movimiento browniano de las partículas o a turbulencias en el gas.

Muchos de los planetesimales se destruirían debido a colisiones violentas, pero unos cuantos de los más grandes podrían sobrevivir a esos encuentros y continuar creciendo hasta convertirse, primero en protoplanetas y posteriormente en planetas.

Está generalmente aceptado que hace aproximadamente 3800 millones de años, tras un período conocido como el Bombardeo intenso tardío, muchos de los planetesimales dentro del Sistema Solar habían sido o bien expulsados del mismo, o bien habían colisionado con objetos más grandes debido a la atracción de los grandes planetas gaseosos (particularmente Júpiter y Neptuno).

Unos pocos planetesimales podrían haber sido capturados como lunas, tales como Fobos, Deimos (las lunas de Marte), o muchas de las lunas pequeñas y de gran inclinación de los planetas gigantes gaseosos en especial Febe, la pequeña luna de Saturno.

En la actualidad se están observando diversas zonas que, según los indicios recogidos, estarían en plena formación de planetesimales.

Los planetesimales que han sobrevivido hasta nuestros días son muy valiosos para la ciencia, ya que contienen información acerca del nacimiento de nuestro Sistema Solar. Aunque su exterior haya estado sujeto a una intensa radiación solar (lo que habría alterado su composición), su interior contiene un material prístino, esencialmente idéntico desde la propia formación del planetesimal.

Por tanto son la materia prima que da lugar a los protoplanetas. Esto convierte a cada planetesimal en una "cápsula del tiempo", y su composición podría contarnos mucho acerca de las condiciones de la Nebulosa protosolar desde la que nuestro sistema planetario se formó.


3.5. Formación de los protoplanetas

Las colisiones de los planetesimales y la unión originaria de los planetas primitivos o protoplanetas.


3.6. Barrido de la órbita

En virtud de ese proceso de acreción cada protoplaneta fue despejando su zona orbital de planetesimales.

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